Inculquemos a nuestros hijos que es más importante cuántas veces nos levantamos que cuántas nos hemos caído.
A propósito de las eliminatorias sudamericanas de fútbol, me llama la atención el comportamiento de los diferentes equipos. Hay unos, ya sea de local o de visitante, que tienen siempre un espíritu ganador, desde el inicio del partido salen a lograr su objetivo: ganar, gustar y golear (3G). No tienen miedo, son orgullosos y seguros de sí mismos. A este tipo de equipos los llamo los “4×4”, ya que son todo terreno.
“En contraste, hay otro tipo de equipos que de locales son muy luchadores y fuertes, pero salen a jugar de visitantes y son un fracaso”
En contraste, hay otro tipo de equipos que de locales son muy luchadores y fuertes, pero salen a jugar de visitantes y son un fracaso; su estrategia sólo es defender su territorio, apostando al contragolpe o a que el local cometa algún error. Por lo general, esta estrategia no resulta y terminan goleados y humillados. Estos equipos son los “pijamas”: sólo sirven en casa.
Finalmente están quienes tanto de local como de visitante luchan todo el tiempo y se esfuerzan por lograr las 3G, con ganas de aprender y desarrollarse, pero están aún limitados técnicamente. Normalmente terminan siendo los últimos de la tabla de posiciones, pero se ganan el cariño y respeto de la gente, con potencial para llegar un día a ser 4×4. A ellos se les conoce como los “cenicientas”.
La actitud positiva permanente es el motor del éxito. Hoy no es suficiente que desarrollemos desde la escuela aptitudes físicas y psicológicas extraordinarias, sino también es necesario desarrollar, desde temprana edad, una actitud positiva y ganadora, caso contrario terminaremos siendo jugadores de los equipos “pijamas”.
Inculquemos a nuestros hijos una actitud ganadora y emprendedora, que vean siempre el vaso medio lleno, que entiendan que es más importante cuántas veces nos levantamos y no cuántas nos hemos caído. Esta es tarea de todos, una alianza estratégica del Estado, la sociedad y, principalmente, la familia, que no sólo entreguen conocimientos y valores sino también ACTITUD, con mayúscula.
Por: Edwin Fernando Chávez Zavala