La soledad del mando

En organizaciones pequeñas o Pymes, un gerente general (que por lo regular es el dueño del negocio) desempeña múltiples roles. Esta situación le permite interactuar mucho con su gente, ya que está la mayor parte del tiempo al mismo nivel. Eso genera cierta cercanía e incluso vínculos de amistad, que pueden por un lado contribuir a fortalecer el trabajo en equipo, elevar la confianza y mejorar los canales de comunicación. Pero por otro, pueden encubrir ineficiencias, comprometer su autoridad, generar conflictos de interés e incluso abusos de parte de sus colaboradores.

Conforme crece la organización, el gerente general siente la necesidad de delegar más, para focalizarse en actividades más estratégicas. Esta situación tiende de manera natural y progresiva a alejarlo de la gente, produciéndose así el efecto que yo llamo “rascacielos”.

Imagine que se encuentra al nivel de la calle de un rascacielos, puede mirar cada detalle de lo que está pasando a su alrededor, tener contacto con la gente, los autos. Pero a medida que usted asciende algunos pisos, esa visibilidad se va perdiendo y nada que decir si está en el piso 100, donde prácticamente no ve ningún detalle. Así depositamos nuestra confianza en gente para que se haga cargo de ellos, para nosotros lograr mayor visibilidad de todo el horizonte.

Pero la vista privilegiada en las alturas, por lo general, tiene un inconveniente: la falta natural de “espacio disponible” en la punta de la pirámide organizacional, genera muchas veces un sentimiento que se conoce como la “soledad del mando”.

“Esto es inevitable y parte del desarrollo gerencial, pero también permite mantener independencia a la hora de tomar decisiones cruciales”

Esto, a mi criterio, es inevitable y parte del desarrollo gerencial, pero también permite mantener independencia a la hora de tomar decisiones cruciales. Para manejar este sentimiento se pueden crear más espacios de diálogo y confianza con el equipo gerencial más cercano y bajando regularmente a la “calle de nuestro rascacielos”.

Y no sólo con el fin de conocer sin filtros lo que pasa en esos niveles en la organización, sino también para establecer puentes de comunicación y confianza con las bases y así “no sentirse extraño en la propia casa”, contribuyendo a que los colaboradores perciban que tienen a un gerente general más cercano a la base de la pirámide.

Por: Edwin Fernando Chávez Zavala

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