La experiencia en posiciones gerenciales relevantes, me ha mostrado que el ciclo de vida de un producto, se asemeja mucho a lo que pasa con el ciclo de vida de un gerente en una posición determinada. Mientras en un producto este proceso puede durar algunos años, el ciclo de vida de un gerente en un cargo específico puede alcanzar en promedio 5 años.
Normalmente, cuando un gerente asume una posición de responsabilidad entra en la primera etapa del ciclo: la introducción al cargo, donde la tarea fundamental es conocer su entorno, tanto interno (metas, reglamentos, estructura, portafolio) como externo (situación económica, política, social, mercado, clientes, competencia). Esta etapa se caracteriza por mucha investigación y análisis, incluso es conocida como la etapa de los primeros 100 días, aunque podría llegar a tomar algunos meses.
Luego se pasa a la etapa de crecimiento en la posición. Aquí el gerente usa su experiencia para realizar ajustes necesarios dentro de la estructura organizacional, de manera de alinear todos los recursos disponibles a los objetivos de la organización.
Luego, viene un tiempo de observación para evaluar la efectividad de los ajustes y resultados. Este es un proceso dinámico que se repite hasta el logro sistemático de las metas. Sin embargo aún se requiere de supervisión y control y coaching a los miembros del equipo. Esta etapa puede tomar entre 1 y 3 años.
Una vez que se han consolidado los aspectos mencionados y hay un dominio de la gestión, entramos en la madurez gerencial, donde los ajustes son cada vez menores, produciendo menos impacto, llegando a la calibración del sistema con alto rendimiento. La gente requiere poca supervisión, pues sabe por sí misma lo que tiene que hacer e incluso empieza a innovar. Esta etapa puede durar de 1 a 2 años.
Luego de este periodo, la madurez gerencial puede transformarse en una “rutina”, indicando que es hora de un nuevo reto, sino corremos el riesgo de ingresar a la etapa del declive, caracterizada por pérdida de la motivación, tendencia a permanecer en una zona de confort y pérdida de oportunidades de seguir creciendo en la organización.
Por: Edwin Fernando Chávez Zavala