En un artículo anterior, habíamos hablado sobre la necesidad de implementación de las Normas de Cumplimiento o Compliance al interior de las empresas. Ahora, quiero referirme a dos posibles efectos críticos que se podrían enfrentar por una desmedida radicalización de las Normas de Cumplimiento o Compliance en una compañía. Por un lado, se puede afectar la versatilidad y productividad de los negocios, por un exceso de procedimientos que entorpecen la gestión. Y por otra parte, el daño a la honra e imagen de las personas por un mal uso de los canales de denuncia.
Cuando una empresa se ve envuelta en problemas de corrupción, que estremecen su estructura interna, es inminente la implementación de un sistema serio y efectivo de Compliance, que haga una limpieza interna, mediante controles que garanticen “cero tolerancia” a las actividades ilícitas y una operación transparente.
“Es inminente la implementación de un sistema serio y efectivo de Compliance “
Sin embargo, debemos asegurar que ese afán por “limpiar la casa” no nos lleve a convertir al Compliance en un instrumento de “cacería de brujas”.
Por otro lado, muchos de los sistemas de Compliance cuentan con canales de denuncia, donde la base es la confidencialidad de la información y protección tanto al que acusa, como al acusado.
La experiencia dice que gran parte de las denuncias que ingresan carecen de pruebas sólidas, y algunas veces estos canales son utilizados por algunos colaboradores como represalias en contra de sus jefes o sus pares. Es obligación de los sistemas de Compliance filtrar los posibles casos de corrupción y redireccionar a otras áreas, como recursos humanos, los asuntos laborales.
Cuesta mucho recuperar la honra y la integridad de las personas una vez dañadas, por ello debemos asegurar que no se menoscaben. La poca prolijidad en este aspecto puede generar un caldo de cultivo de resentimientos contra la empresa y la pérdida de buenos talentos.
Por: Edwin Fernando Chávez Zavala